La primera semana de negociaciones en la Conferencia Intersesional de Bonn ha sido un reflejo de las complejidades y desafíos que enfrentamos en la lucha contra el cambio climático. Las sesiones número 60 de los órganos subsidiarios de la CMNUCC comenzaron con interrupciones y desacuerdos, pero también con un firme compromiso de avanzar hacia un futuro más sostenible. Los eventos de los primeros días han puesto de manifiesto las tensiones entre países desarrollados y en desarrollo, así como la urgencia de acciones concretas y colaborativas.
El comienzo de la conferencia no estuvo exento de dramatismo. La plenaria de apertura fue suspendida en dos ocasiones. Primero, debido a una protesta pacífica de activistas sudafricanos y argentinos que denunciaban el genocidio en Palestina. Este acto de valentía y solidaridad fue rápidamente sofocado por la seguridad de la ONU, recordándonos que la lucha por la justicia climática está intrínsecamente ligada a la lucha por los derechos humanos. Posteriormente, la delegación de la Federación Rusa bloqueó la adopción de la agenda debido a retrasos en la concesión de visas a sus colegas, una disputa que finalmente se resolvió, permitiendo que las negociaciones avanzaran.
Bolivia, en representación de los Países en Desarrollo con Ideas Afines (LMDC), demostró una actitud de flexibilidad y constructividad al permitir que sus propuestas fueran retiradas de la agenda para consultas informales. Estas propuestas incluían la acción inmediata de los países desarrollados para alcanzar emisiones netas cero para 2030 y un plan financiero para la gestión sostenible de los bosques. La postura de Bolivia subraya una verdad incómoda: los compromisos actuales de los países desarrollados son insuficientes y permiten evadir responsabilidades históricas, perpetuando lo que han llamado «colonialismo de carbono».
Las intervenciones de varios países destacaron las expectativas y demandas críticas. Uganda, en nombre del G77 y China, insistió en la necesidad de que los fondos prometidos para pérdidas y daños sean proporcionales a las necesidades reales de los países en desarrollo. Kenya, representando al Grupo Africano, expresó preocupaciones sobre la sobrecarga de eventos paralelos que dificultan la participación efectiva de delegaciones más pequeñas. Brasil, hablando por el grupo BASIC, hizo un llamado a la comunidad internacional para fortalecer el multilateralismo y rechazar las medidas unilaterales, enfatizando la necesidad de un objetivo financiero ambicioso que refleje las realidades actuales.
A pesar de los desafíos, la primera semana de la conferencia en Bonn ha mostrado un compromiso renovado para enfrentar la crisis climática. Las próximas sesiones serán cruciales para definir estrategias y acuerdos que permitan una transición justa y sostenible para todos. Es fundamental que sigamos abogando por una acción climática equitativa y efectiva, reconociendo que la verdadera justicia climática solo se logrará a través de la cooperación global y el respeto mutuo. Como comunidad global, debemos superar nuestras diferencias y trabajar juntos para asegurar un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.